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martes, 18 de agosto de 2009

Reflexiones dia del Catequista, oraciones Día del catequista, decálogo Día del catequista.

El 21 de agosto, fiesta del Papa San Pío X, celebramos el día del catequista. Él impulsó la catequesis.



Las manos del catequista, como buen educador,
Saben acoger, abrazar y perdonar…
Así borran los errores del “cuaderno de la vida”.
Son manos que escriben en la pizarra del corazón,
Lo único necesario de saber: “Dios es Amor”.


¡Feliz Día!


Día del Catequista


“Los catequistas trabajan para despertar, madurar y educar la fe de nuestro pueblo. Ellos se dedican a preparar niños, jóvenes, adultos, matrimonios y personas con discapacidad para recibir los sacramentos y, en definitiva, para seguir a Jesucristo”.

Un catequista es fiel al Señor cuando recibe con disponibilidad su mensaje y lo vive cada día, a pesar de las múltiples dificultades que pueda encontrar en su vida.

Es fiel a la Iglesia que lo envía a evangelizar a sus hermanos y lo hace siempre en unión y comunión con sus hermanos en la fe, cuando se preocupa de conocerlos, aceptarlos, acogerlos, amarlos con los sentimientos de Jesús y llevarlos respetuosamente al encuentro con el Dios de la vida.

El catequista es audaz cuando es creativo, cuando busca siempre crecer en la capacidad de llegar al corazón sus hermanos. No se queda estancado y se preocupa de llegar también a los más alejados. Por eso no se acomoda a lo de siempre, sino que imagina siempre nuevas estrategias para que la riqueza del Amor de Dios llegue a todos y todos encuentren en Él plenitud de vida. Por lo tanto, como misionero audaz y entusiasta, sale, se mueve y como Jesús toma la iniciativa y va al encuentro de sus hermanos sin temor y no abandona su misión cuando aparecen situaciones conflictivas y desafiantes. Como San Pablo y como los grandes catequistas de la historia, inventa siempre nuevas manera de llevar la Buena Noticia a todos los hombres de buena voluntad.

¡Qué misión tan grande es ser apóstol!
Seguir al Señor a donde vaya,
anunciar con gozo su Evangelio
y ser para los hombres portadores de su paz”.

Ven, Espíritu Santo Creador,
a visitar y anidarte en el corazón de estos tus catequistas.
Llénalos de tu gracia viva y eficaz
para que sean un testimonio cierto y creíble,
que con su palabra y su vida nos revelen el rostro de Jesús.

Amén.





"¡Bendito el que confía en el Señor,y que en él pone su esperanza! Se asemeja al árbol plantado a la orilla del agua,y que alarga sus raíces hacia la corriente: no tiene miedo de que llegue el calor, su follaje se mantendrá verde, en año de sequía no se inquieta, ni deja de producir sus frutos."
Jeremías 17, 7-8

"Yo soy la Vid y ustedes las ramas. Si alguien permanece en mí, y yo en él, produce mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada… ustedes no me escogieron a mí. Soy yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que vayan y produzcan fruto, y ese fruto permanezca. Y quiero que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se los de."
Juan 15, 5. 16


Gracias, muchas gracias Catequistas.


  • Gracias catequista, por responder a la llamada gratuita de Dios que te constituyó en educador de la fe de tus hermanos.
  • Gracias catequista, porque con tu alegría, disponibilidad, amor y paciencia me ayudas a descubrir la presencia amorosa de Jesús.
  • Gracias catequista, porque con tu vida sencilla y comprometida me enseñas que el cristianismo vivido al servicio de los hermanos es fuente de felicidad.
  • Gracias catequista, porque a través del estudio asiduo de la Palabra y de la doctrina de la Iglesia para compartirlo conmigo me liberas, ahora entiendo porque decía Jesús, «la verdad os hará libre».
  • Gracias catequista, porque lo que me enseñas no es solo el fruto del estudio de grandes volúmenes de doctrina sino tu simple y bella experiencia de fe.
  • Gracias catequista, porque anunciaste a Jesús no solo con las palabras, sino, también con los gestos, la mirada y el silencio.
  • Gracias catequista, porque no respondiste a mis preguntas haciéndome creer que sabías mucho, sino, que me ayudaste a entrar en mí permitiéndome escuchar el espíritu que habla dentro de mí.
  • Gracias catequista, porque me enseñaste a percibir a Dios como Padre y me enseñaste a dirigirme a él como una hija.
  • Gracias catequista, porque al tener tanta paciencia conmigo me enseñaste a respetar el ritmo de los otros así como Dios hace con cada uno de nosotros.
  • Gracias catequista, porque me haces vivir el día del catecismo como día de encuentro, de fiesta, de comunidad, de reflexión, un día diferente a los otros.
  • Gracias catequista, por aceptar las críticas y correcciones sin desanimarte, y por estar siempre en búsqueda de nuevos métodos y experiencias.
  • Gracias catequista, por escucharme, animarme, exigirme, guiarme a Jesús y hacerme sentir miembro vivo de mi comunidad parroquial, Gracias por ser compañero en el camino de mi fe.
    Por esto y por todo lo que aún queda en el fondo de mi corazón. Gracias, muchas gracias.


El catequista se reconoce en búsqueda, con corazón inquieto, que no lo sabe todo, en realidad que no sabe nada, es que está en camino de conversión, humilde, sincero, confiado. No se cree dueño de la verdad ni como el maestro que llega para esclarecer a los demás, sino un instrumento que el mismo Jesús presente en la comunidad envía. Sostiene y da fuerza para superar las oscuridades y dificultades, es parte de la gran marcha de creyentes que han recorrido y aun recorren la historia.Así lo vemos en el testimonio de nuestros catequistas, anónimos, silenciosos, de tantos pueblitos, ciudades, capillitas, parroquias, de grandes catedrales, o de pequeñas comunidades eclesiales. Marcha que fue iniciada en Israel y a continuado en la iglesia, donde a través de ella a llegado hasta nosotros.Le pidamos hoy al Señor, por todos los catequistas, que sean dóciles a la acción del Espíritu Santo.



ORACION
Danos Señor la sabiduría que viene del Espíritu Santo para trasmitir tu verdad, caridad y videncia de la palabra para ser signo transparentes de vos. Junto a nuestros hermanos catequistas seamos constructores de comunidad, para que vos mismo, único maestro, seas los verdaderos catequistas en medio nuestro.
Has que seamos sembradores de adoración y fraternidad,
de amor a Dios y a los hermanos, de fe que obra por la caridad, Que toda nuestra vida catequice sin reparar en sacrificios, siendo fiel a Dios en Cristo, a la iglesia, al ser humano con, sus necesidades concretas. Que nuestra catequesis forje cristianos constructores de paz y justicia, que vivan para realizar la historia según los planes del amor de Dios, compartiendo especialmente el dolor de quienes más sufren.
Padre de la vida danos la gracia de ver el rostro de Jesús
en cada hombre, mujer, especialmente en los pequeños, en los simples, sencillos, en los chicos difíciles.
Jesús, Señor y hermano queremos de verdad escuchar tus palabras
y hacerlas carne en nuestras vidas, en la iglesia y en nuestro mundo.


ORACIÓN DEL CATEQUISTA

Señor Jesús:
Aquí me tienes para servirte
y colocar a tus pies la labor en que estoy empeñado.
Tú me escogiste para ser catequista,
anunciador de tu Mensaje a los hermanos.
Me siento muy pequeño e ignorante,
soy a menudo inconstante,
pero sé que Tú me necesitas.
Gracias por confiar en mí, pequeño servidor tuyo.
Estoy pronto a cumplir esta hermosa tarea
con sencillez y modestia, amor y fe.
Quiero ser instrumento tuyo
para despertar en muchos hermanos:
cariño por tu persona,
confianza en tus promesas,
deseos de seguirte como discípulo.
Bendice día a día mis esfuerzos;
pon tus palabras en mis labios,
y haz que, en comunión con mis hermanos,
pueda colaborar en extender tu Reino.
María, tu que seguiste siempre con fidelidad
las huellas de tu Hijo,
guíanos por ese mismo camino.

Amén.





ORACIÓN DEL CATEQUISTA

Señor, que a pesar de mi pequeñez,
me has elegido para ser tu catequista,
haz que mis palabras y mis ejemplos
iluminen el camino hacia ti.

“Señor, que yo no confunda
a los que esperan en ti”
Enséñame a estar disponible,
Para lo nuevo, por que tú estás en el mundo,
con tu espíritu para renovarlo todo.

Que no haga de tu palabra una letra muerta,
sino la luz que ilumina las nuevas etapas del camino.
Que mi oración no sea una formula sin vida,
sino el diálogo vivo y comprometido de toda mi vida.

Señor, por sobre todas las cosas,
enséñame a amarte para poder amar
a los que están en mis manos.
Te lo pido a ti Divino Maestro.

Amén.



ORACION


Señor, Dios mío.
Que nos hiciste Catequistas,
Discípulos y misioneros tuyos,
Te pedimos que nos ayudes
A ser instrumentos de paz y de servicio,
A tener siempre un trato amable y cortés.
Que acepte las limitaciones ajenas
Y reconozca las virtudes de los demás.
Enséñanos Señor, a sostener y alentar
A generar desde nosotros y en los demás
Una comunidad más justa,
Más digna y fraterna.
Que María, Nuestra Madre,
Que es camino de gracia y de humildad,
Nos guíe en la vivencia de los valores,
que nos permiten sentirnos más hermanos,
Hijos de un mismo Padre.


Día del Catequista. Festividad de San Pío X

El catequista se convierte en una persona que cree y sigue a Jesucristo viviendo la alegría de ser su testigo. Lo escucha en la oración y en la lectura del evangelio y lo descubre en el discernimiento comunitario y en la vida cotidiana intentando ver a las personas, las cosas, las situaciones, tal y como él las vería hoy.

El catequista se reconoce en búsqueda, en camino; no se cree ni dueño de la verdad ni el "maestro" que llega para esclarecer a los demás sino un instrumento que el mismo Jesús, presente en la comunidad, envía, sostiene y da fuerza para superar las oscuridades y dificultades. Es parte de la gran marcha de creyentes que han recorrido y aún recorren la historia. Marcha que fue iniciada por el pueblo de Israel y ha continuado en la Iglesia y, a través de ella, ha llegado hasta nosotros
.

San Pío X, patrono y modelo de los catequistas.

Nacido en una familia pobre, humilde y numerosa, Giuseppe Melchiorre Sarto nació el 2 de junio de 1835 en Riese, Italia. En 1850 ingresó al seminario de Padua, y fue ordenado sacerdote el 18 de setiembre de 1858. Su primera labor pastoral la realizó en la parroquia de Tómbolo-Salzano, distinguiéndose, además de su gran caridad para con los necesitados, por sus ardorosas prédicas que atraían hasta los más alejados del mensaje del evangelio.
En 1884 fue ordenado obispo para la diócesis de Mantua y en 1893, León XIII le concedió el capelo cardenalicio y lo trasladó a Venecia. En ningún momento cambió su modo de ser: sencillo, muy humilde, ejemplar en el amor a los más pobres.
A los pocos años, al morir León XIII, fue elegido su sucesor y su "programa pontificio" no fue otro que el del Buen Pastor: alimentar, guiar y custodiar el "rebaño humano" y buscar a las ovejas perdidas para atraerlas hacia Jesús.
La preocupación de Pío X por la santidad de la Iglesia lo llevó a actualizar los seminarios y fundar numerosas bibliotecas eclesiásticas. También se lo recuerda por sus aportes a la música sagrada y a la liturgia y la reforma de la liturgia de las horas.
Permitió la comunión diaria a todos los fieles y cambió la costumbre de la primera comunión: para que los niños pudieran recibirla a partir de los 7 años.
Impulsó la enseñanza del Catecismo porque sabía que apartar de la ignorancia religiosa era el inicio del camino para recuperar la fe que en muchos se iba debilitando y perdiendo.
Promovió un nuevo Código de Derecho Canónico que terminó de redactarse en 1917, bajo el pontificado de S.S. Benedicto XV.
Falleció el 20 de agosto de 1914, poco antes del estallido de la llamada "primera guerra mundial". El 14 de febrero de 1923 se introdujo su causa de beatificación y fue canonizado el 29 de Mayo de 1954.
Indudablemente fue adoptado por la gente como patrono de los catequistas por su sencillez, sus raíces rurales que jamás dejó de lado y por su ardor misionero y evangelizador.
Oh Señor, envía tú Espíritusobre éstos tus servidores,para que se mantengan fieles yalegres, siendo testigos de Tu amor. Amén.

Decálogo del Catequista

Como catequista educador de la Fe de mis hermanos, me propongo:
I. Cuidar mi vocación de catequista con la oración y formación permanente.
II. Estudiar y amar la Palabra de Dios como fuente y principal de la catequesis.
III. Crecer en el amor a Cristo, a la Iglesia y a cada hermano.
IV. Desarrollar mi vida espiritual con la vivencia de los sacramentos y la participación activa a favor de la comunidad cristiana.
V. Dar testimonio de Cristo en toda circunstancia.
VI. Trabajar en común unión con los pastores y mis hermanos en la fe.
VII. Preparar con seriedad y creatividad todos los encuentros catequísticos.
VIII. Participar con entusiasmo en los encuentros de formación, de oración y de programación de la catequesis.
IX. Servir con humildad y respeto, confiando más en la acción del Espíritu Santo que en mis méritos.
X. Revisar y purificar mis motivaciones para evitar la rutina y la autosuficiencia
.


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